Manuel Quintano Reserva
«El legado de un Pionero» 1786 Labastida, Rioja Alavesa.
Hasta entonces, en Rioja no se planteaba la posibilidad de envejecer los vinos. Está pues la enología riojana marcada por una fecha: 1786. Fue Don Manuel Quintano, un clérigo investigador enamorado de su pueblo (Labastida), quien demostrase el enorme potencial de crianza con el que contaban los vinos de la zona. Manuel Quintano nació en Labastida, Álava, en una familia con importantes propiedades agrícolas, entre ellas, viñedos. Se formó en su ciudad natal, completando estudios en Bayona y ordenándose sacerdote en 1782. Gracias al Inquisidor General, Manuel Quintano Bonifaz, que era pariente suyo, fue canónigo de la catedral de Burgos y, más tarde, deán.
Ese año, el clérigo ilustrado Quintano, aplicó por primera vez en su bodega de Labastida las técnicas bordelesas aprendidas en sus viajes de investigación por el Medoc Francés. Sus intereses iban encaminados al correcto y eficaz sistema de crianza de los vinos, que estaba seguro tenían tanto potencial de envejecimiento como los de allí. Fue el primero, pero también el más arriesgado, y convencido del enorme futuro de una región, cuya historia estaba escrita en las cepas de los pueblos que recorren su geografía.
Los españoles ilustrados conocían el éxito de los vinos de Burdeos. Estos vinos podían conservarse largo tiempo y debían su superioridad no solamente a las condiciones, tanto del suelo como del clima favorables, sino igualmente a un método de vinificación muy esmerado.
Interesado por estas técnicas de elaboración del vino de Burdeos, en 1785 y 1786 viajó a Francia con ocasión de un concurso de ideas creado en el País Vasco para dar salida a la cuantiosa producción de vino. En Burdeos estudió con detenimiento todo el proceso de elaboración desde la vendimia al trasiego. Así, destacó tres claves diferenciadores: la eliminación de la mayor parte del rampojo durante el pisado, la prensa suave de la uva para evitar transmitir sabores a la misma que, a la larga, serían perjudiciales, y el delicado proceso y técnica del trasiego y clarificación para afinar la calidad de los caldos. Su técnica solo se extendió a sus hermanos, su hermana política y Ramona de Albiz, que desarrollan el mismo método.
Comenzó un proceso de experimentación siguiendo las técnicas bordelesas y obteniendo vinos que alcanzaron gran fama. Selección de variedades, limpieza absoluta, mejores cuidados de viñedo, separación de raspones en vendimia, utilización racional de la prensa, desinfección y preparación de la barrica, rellenos, trasiegas, bombeos y filtrados traídos por don Manuel Quintano y Quintano desde Burdeos facilitaron el advenimiento de una calidad enológica que hoy nadie discute. El sueño del clérigo Quintano hace más de un siglo, fue conseguir aprisionar el carácter de la uva, en un vino que fuera capaz de retar al tiempo
ELABORACIÓN
Elaborado con Tempranillo y Garnacha de tres de nuestras parcelas más viejas. Maceración prefermentativa en frío y elaboración por separado de cada una de las tres parcelas en tina abierta con remontados y pisados periódicos durante la fermentación alcohólica, que se realiza de manera espontánea. Envejecimiento de cada vino por separado en barricas de roble francés durante 18 meses.
NOTAS DE CATA
Capa alta de color con tonalidad cereza. Muy intenso en nariz con notas de tabaco y café con leche que se entremezclan con aromas de fruta roja y negra. Voluminoso, elegante y sedoso. Largo y persistente.
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